PÁJAROS DE METAL

Dolpi, al romperse una de sus alas, no podía volar como los demás pájaros. Un día, a lo largo de sus paseos por el asfalto, se topó con una curiosa bola de color blanco; la primera vez que la vio pasó de largo, pero en los días sucesivos su curiosidad le llevó a alargar el pico y probar qué era aquello que se encontraba en su camino.

Wooow. ¡Era increíble! Con aquella sustancia se sentía capaz de hacer cualquier cosa que se propusiera, le daba tanta luminosidad como el sol radiante. Percibía que era poderoso, experimentaba una claridad mental como nunca antes había tenido y creía volar como nunca antes lo había hecho.

Poco a poco fue dándose cuenta que, para volver a experimentar aquellas sensaciones tan agradables que le producía la bola de color blanco, tenía que ingerir cada vez más cantidad y de forma más asidua.

Preso en una jaula sin rejas, se prometió a sí mismo una y otra vez que no volvería a tomar jamás aquella sustancia. Ni de lejos lo cumplió, más bien sucedió todo lo contrario.

Tras muchos meses de consumo, aquel problema le llevaba a mentir continuamente. Casi siempre estaba de mal humor y cuando no tomaba la dosis correspondiente su carácter era explosivo. Nadie sabía lo que en realidad le pasaba.

Ya no era el ave responsable que había sido, aprovechaba cualquier ocasión para evitar cumplir con sus obligaciones. Esta situación sostenida en el tiempo le ocasionó problemas con todo cuanto le rodeaba: el trabajo, la familia, los amigos, hasta perderlo todo.

Un día, de madrugada, cuando finalmente Dolpi se decidió a salir de aquel mundo, sintió una fuerte presión en el pecho; segundos después cayó desmayado al suelo, había sufrido un preinfarto.

La historia de sus días la vio reflejada en una especie de diapositivas que pasaron por su mente, se dio cuenta que había tocado fondo y había destrozado su vida. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo, supo que ya era tarde para preguntarse si había merecido la pena pagar un precio tan alto por el consumo de sustancias.

El pájaro bello y de suave plumaje que había sido se quedó dormido en un profundo sueño. Ahora, tan solo componían su silueta unos cuantos hierros de metal bien ordenados.

Cualquier tipo de sustancias destruye todo lo que posees. Si consumes drogas de forma habitual te convertirás en un esclavo, y la evolución de tu vida es posible que tenga un desenlace no deseado.

4 respuestas a “PÁJAROS DE METAL

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  1. Este cuento surrealista es genial. Salvador Dalí, uno de los catalanes más sabios que han existido, que no son muchos, le hubiera encantado este cuento. La idea de convertir un animal cubierto de plumas a vestirse con metales, que me puedo imaginar, con distintos colores y también con sonidos al tropezar con una piedra y darse cuenta que es más fuerte que los de las plumas hace subir el ego.

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